Una vez, mi hijo me dijo algo que se me quedó grabado para siempre:
“Mamá, lo que más energía me da es jugar.”
En aquel momento sonreí con ternura, reconociendo la verdad en sus palabras. Yo misma sentía que cuando pintaba o bailaba, mi energía se multiplicaba. Sin embargo, no imaginaba que esa frase se quedaría tan grabada en mí, como un recordatorio constante.
Años más tarde comprendí por qué me acompañaba tan de cerca. No solo como madre —para cuidar su desarrollo—, también como mujer. Esa frase se convirtió en el corazón de mi trabajo.
El contraste entre responsabilidad y disfrute
Hoy , una de las frases que más escucho a mi alrededor, y a veces en mí misma, es justo lo contrario:
“Estoy sin energía.”
“Estoy bloqueada.”
“No me da la cabeza para nada más.”
De niñas, jugar era lo más natural. Podíamos pasar horas inventando y creando: desde una hoja en el suelo hasta un velero en el mar. La energía fluía porque la creatividad estaba despierta.
Y algo muy importante: en esos momentos nuestra sensibilidad no era “demasiado intensa” ni “demasiado frágil”. Era simplemente hermosa, porque encontraba un canal saludable de expresión.
Nuestra sensibilidad podía desplegarse y equilibrar nuestras emociones
Cuando la sensibilidad pesa demasiado
Algunas de las frases que más escucho sobre la sensibilidad son:
“Soy demasiado sensible.”
“Me lo tomo todo a pecho.”
“Ojalá no sintiera tanto.”
Si alguna vez te pasa, quiero invitarte a parar y preguntarte:
✨ ¿Qué me está pidiendo esta emoción?
✨ ¿Estoy dándome momentos de creatividad y disfrute?
Porque lo siento, pero aquí sí me pongo cuadriculada:
no puedo creer que la vida nos dé una cualidad solo para fastidiarnos o hacernos sufrir.
La sensibilidad no es un error, ni un castigo.
Quizá la pregunta más importante sea:
👉 ¿La estoy expresando de una forma que encaja con mi esencia?
👉 ¿O la estoy reprimiendo hasta que se vuelve incómoda?
Creatividad y energía: un vínculo inseparable
La creatividad no es un lujo ni un talento reservado a unos pocos: es una fuente de vitalidad.
Cuando creamos —ya sea moviéndonos, bailando, pintando, cocinando…— nuestro cuerpo y nuestra mente se equilibran. La energía estancada encuentra un cauce, la claridad regresa y la certeza se instala.
Entonces recordé de nuevo esa frase:
” mamá, lo que más energía me da es jugar”
lo que un niño llama “jugar”, en el mundo adulto lo podemos vivir a través del arte, del movimiento, de cocinar, de CREAR.
Cómo recuperar ese poder creativo
Para mi lo primero es darnos permiso.
🌿 Permiso para soltar la autoexigencia.
🌿 Permiso para mover el cuerpo sin juicio.
🌿 Permiso para crear sin esperar que sea “útil” o “perfecto”.
El arte y el movimiento nos devuelven al lugar donde habita nuestra autenticidad, allí donde las ideas vuelven a nacer y la energía vuelve a fluir. Allí donde puedes SER tú y enamorarte de nuevo de tu parte más natural.
Lo que más energía me da es jugar
Ese es el corazón de cada experiencia que facilito: un espacio seguro donde, a través del arte y el movimiento, puedas volver a jugar, reconectar y reconocer tu poder creativo, para celebrar tu parte más viva, aunque no tengas ni idea de esto.
Esta obra que acompaña esta página forma parte de mi serie “Yo Soy Alegría”.
Cada trazo nació como un juego, como una forma de recordar que la sensibilidad y la creatividad son fuerzas de vida.